TDAH es una abreviatura de Trastorno de Déficit de Atención con o sin Hiperactividad. Es una alteración en el funcionamiento de un organismo o de una parte de él; en este caso nos referimos a la corteza cerebral. En el desarrollo
normal de una persona la corteza es
fundamental para funciones como la memoria, la atención, el pensamiento y el
lenguaje y esta corteza va aumentando en grosor hasta alcanzar su máximo antes
de la adolescencia; en los niños con TDAH la corteza se desarrolla más despacio
en los lóbulos frontal y temporal, los que gobiernan la memoria y el control de
la conducta; generalmente la corteza y otras partes fundamentales del cerebro
son más pequeñas en un niño con TDAH, tengamos en cuenta que estas partes del
cerebro no funcionan aisladamente, todas están interconectadas y son redes que
controlan el lenguaje, la atención y el movimiento; de esto se desprende que hablemos
de una falla o déficit en la función atencional
y en cuanto al movimiento, el trastorno puede producir movimientos excesivos y
descontrolados, de ahí la hiperactividad. Vale la pena aclarar que es una
afección crónica y prolongada, es decir es como la diabetes, que sabemos que no
se cura pero se puede controlar y aprender a vivir con ella.
Por
ejemplo cuando vemos un programa de televisión que nos interesa, la función de
las zonas involucradas en el manejo de información aumentan y las zonas de distracción
disminuyen; en una persona con TDAH la actividad de estas redes está alterada y
hay conexiones neuronales interrumpidas además de una alteración en la
liberación de sustancias químicas como la dopamina y noradrenalina que son las
que transmiten los mensajes entre las neuronas, esto produce que la persona con
TDAH, cuando realiza tareas cognitivas,
por ejemplo, tenga algunas de esas redes encendidas por mayor tiempo del
necesario y que otras redes necesarias para el procesamiento no se enciendan
correctamente.
Esto nos conduce a una primera conclusión muy importante: la persona que padece TDAH no controla su conducta, es decir su actuar en casa o en el colegio o en el trabajo no es voluntaria, no responde a un mal comportamiento, a un capricho o a llamar la atención, responde al Trastorno que padece y a pesar de ser consciente de que algo está fallando y de esforzarse por remediarlo, no lo puede manejar ya que no tiene control sobre el trastorno. Y de la misma manera en que los niños no son culpables del trastorno, los padres tampoco lo son, buscar culpables vuelve más complicada la situación y retarda el proceso de aceptación y por ende retarda la toma de decisiones a favor de la persona que lo padece.
Que le dice un niño (a) que padece TDAH a sus profesores:
Gracias por ser parte de este Blog, espero que sea de utilidad. Próximamente les entregaremos más información acerca de las causas, diagnóstico, tratamiento y más detalles importantes sobre el TDAH.
Abrazos a todos.
Adri
Esto nos conduce a una primera conclusión muy importante: la persona que padece TDAH no controla su conducta, es decir su actuar en casa o en el colegio o en el trabajo no es voluntaria, no responde a un mal comportamiento, a un capricho o a llamar la atención, responde al Trastorno que padece y a pesar de ser consciente de que algo está fallando y de esforzarse por remediarlo, no lo puede manejar ya que no tiene control sobre el trastorno. Y de la misma manera en que los niños no son culpables del trastorno, los padres tampoco lo son, buscar culpables vuelve más complicada la situación y retarda el proceso de aceptación y por ende retarda la toma de decisiones a favor de la persona que lo padece.
Que le dice un niño (a) que padece TDAH a sus profesores:
Gracias por ser parte de este Blog, espero que sea de utilidad. Próximamente les entregaremos más información acerca de las causas, diagnóstico, tratamiento y más detalles importantes sobre el TDAH.
Abrazos a todos.
Adri